El mismo Diego que conocéis por su broche de sociosanitario tiene una segunda vocación, que es la vida monástica en la orden de los franciscanos. Tuvo también como regalo de su mayor admiradora, su madre, una representación de sí mismo en esta faceta como muñeco de fieltro. El hábito fue todo un reto, pero merece mostrarse también por detrás. Lo sentimos chicas. Este hombretón es todo un partido, pero aunque es amigo de todos, su amor es para el jefe de arriba.
Aquí le tenéis en ambas versiones. ¿Cuál os gusta más?