A Barcelona a ido a parar la última monigota profesora. Está toda chula, con todas las especificaciones para que fuera tal cual su dueña. Tiene el pelo castaño, largo, cortado en capas y ojos marrones. Una graciosa pinza con forma de fresita sujeta la melena para poder leer cómodamente. Viste un vestido de corazones y botitas rosas como también las tiene su dueña. Una gargantilla de oro decora su cuello. Como maestra de niños usa bata, adornada con botones de strass y una sonriente chapa como guiño a los pequeñines. Tijeras y lápices en los bolsillos no pueden faltarle. Y claro, un cuaderno de iniciación a la lectura para impartir sus lecciones.
¡¡Profesora 29, aprobada!!